lunes, 3 de agosto de 2009

UNA APROXIMACIÓN HACIA EL SIN SENTIDO O DE LA PARANOIA

Hay momentos en los cuales uno está ansioso de decir lo que siente, lo que ha reflexionado durante un tiempo, lo que no comenta con los demás, pero que desea hacerlo... hasta que llega el tiempo de sacar todo aquello que no es más que una razón de expresar lo que se le dificulta, con la noble intención de que se le escuche y de que quienes lo hagan digan que tienen un mismo sentir, una misma molestia que los acongoja desde hace días, o no tanto, solo durante algunos minutos o tal vez horas.
Es un ocio que sin parecer al ocio del que experimentaban, como se dice por ahí, nuestros padres griegos; es necesario expresar mediante la escritura -iba a decir la palabra- y que a veces es coartada por la misma puesto que, poéticamente o ridículamente, las palabras que conforman la escritura son las prisiones, las celdas o barrotes que no dejan salir el sentimiento, el sentir, nuestra congoja...
En fin, lo que trato de decir, es que desde hace algunos días, en esta soledad de mi vida, de ocio, de ansiedad entre idas al médico y lecturas inconclusas, sobre el miedo, la psiquiatría, la maldad del hombre; este oír de rizas, no se si fingidas; este estar pasivo escuchando los comentarios por la radio de los demás, de los expertos sobre el tema, me han llevado al hartazgo de mi búsqueda, de tratar de llenar el vacío que, de algún modo nos llega a afligir en algún momento de nuestras vidas -iba a decir: nuestras miserables vidas, pero sería egoísta incluirlos en lo que uno propiamente siente- en fin, este sin sentido que experimento me han llevado a retomar una lectura inconclusa de un libro de Foucautl, LOS ANORMALES.
De las pocas páginas que he leído no es de lo que les quiero hablar, sino de la convergencia de su pensar con lo que en algunos momentos nos encontramos por la red, aquellos de que nos hablan del "Nuevo Orden Mundial", de "Conspiraciones" de las formar de dominación y demás, que seguramente ustedes ya habrán visto. Muchos de estos vídeos que encontramos en la red son bueno, hacen pasar el ocio, invitan a la reflexión, tal vez al razonamiento, a que uno se sienta en una silla o un sillón y comience a redactar, y demás.
Durante nuestra permanencia observando éstos vídeos uno siente la curiosidad de leer los comentarios de los sujetos que han visto lo que uno, en ese momento, está observando. Algunos son comentarios chuscos, otros que despiertan curiosidad y otros más que invitan a la reflexión siguiente.
Es una reflexión que trata explicar la complejidad, no al estilo de los grandes sociólogos, politólogos, psicólogos o psicoanalistas . Sino que se reduce al individuo, al ser, tal vez del sujeto o individuo, como quiera nombrársele. ¿Y qué más materia de análisis que la libertad? Ahora, todo se trata de Libertad, de que ninguna verdad es verdadera, de que hay muchas verdades, diversos puntos de vista que explican el mismo punto. Libertad de ser lo que sea, de creer en quien se desee creer, lo que nos puede llevar a una paranoia, a un sin sentido, ya que no hay verdad verdadera, bueno, eso es lo que dicen algunos sujetos. No hay buenos, y qué decir de malos; de maldad o bondad; de Mal o Bien, no hay nada, no existe, eso es lo que dicen.... y más aún hablan de la estética, solo hablan, ya no tratan de significarla, han de pensar que no tendrá sentido definir lo bello... ¿Quién es uno para decir que esto o aquello es bueno, o bello, verdadero o falso?... Se puede definir, sin dudad, pero hemos caído en el juego de la libertad, mi paranoia tal vez. Hay lo que caracteriza la verdad que es lo que lo convierte en verdadero, en existente, en real, en que una verdad es verdad, no se trata de distintos puntos de vista, sino de la verdad mismo, por que es, sólo eso, es y ya. Es malo y ya. Es bueno porque es su característica, puede haber objeciones pero sigue siendo bueno, lo bueno, es bueno por definición, su simpleza es lo que la define.
¿Cuándo fue que caímos en el juego de la libertad? Tal vez cuando maravillados de su poder, logramos objetar las cuestiones antes irrefutables, hay leyes, que por ser de tal características no se pueden negar, son verdades, malas, buenas; pero siempre simples. El juego fue más grande que los jugadores, siendo que esto no debió de ser así. ¿Quién inventa los juegos, sino el sujeto de acción capaz de divertirse con el? Ahora, aquella leyes las refutamos sin sentido, porque ya, antes de nosotros, habían sido descifradas.
En esta ansiedad de vernos libres caímos en el juego, jugamos, algunos sin saberlo otros conociendo el juego, tratando de manipularlo, jugar con él para pensar que lo creamos pero, al fin de cuentas, jugamos y nos derrotó. Fuimos sujetos al poder de la libertad, a la libertad sin más, pues es de ella de la que emanan las demás manifestaciones del carácter... en fin, sean, seamos libres mientras podamos, es lo que deseamos, ¿o No?... Aunque yo veo que algunos "quisieron ser libres y que nos les pasara nada"... bien si se han dado cuenta de eso.

sábado, 20 de junio de 2009

EL MIEDO

Sí, es tal vez una de las primeras manifestaciones que ha sentido el hombre. Bíblicamente es el primer sentimiento que expresa cuando no quiso que se le viera desnudo, "me dio miedo de que me veas desnudo", contestó cuando se le preguntó ¿en dónde estas?
¿Será que estamos destinados a sentir esto? Desde pequeños, nos dicen duérmete o el "coco" vendrá por ti y te llevará. Siempre miedo. Desde pequeños nos educan para eso, tener miedo. No cabe duda de que forma parte de nuestra naturaleza. Desde que nacemos hasta que morimos está ese sentimiento; miedo a la soledad cuando de pequeños nos alejan de nuestras madres, y nos ordenan a soltarle la mano y a marchar hacia la puerta del kinder o primaria. ¿Quién no ha visto a los pequeñines que sueltan en lágrimas ese primer día?; miedo igual, al ser rechazado ante los demás, y por tal cambiar de actitud y aptitud para no serlo, nos cambia y nos adapta a las circunstancia, es un sentimiento que nos moldea.
Miedo también a morir, pero lo que es preocupante es el miedo a vivir, tal puede ser esto que cambiamos, el miedo nos permite No ser. Hasta se ha dicho que tenemos miedo a la libertad. ¿Por qué miedo?... ¿Si nos marcaron desde pequeños? ... y ¿si nos están marcando siempre, diario?... ¿Somos esclavos del miedo?... puede que sea.
Casi siempre los demás hablan y dicen, esto o aquello... "ten cuidado"... "te cuidas" ¿De quién?... Tan cobardes son o somos en nuestros comentarios... y al despedirnos nos decimos "te vas con cuidado"... "bye, cuidate", sin duda le tememos a que pase algo, a que nos pase algo... Que vulnerables somos.
Siempre han jugado así, y así hemos caído en el juego, el miedo hasta puede ser sinónimo de control, no nos deja ser, nuestras libertades las coarta. ¿Perderemos?

sábado, 16 de mayo de 2009

I. LOS ORÍGENES O DE LOS COMIENZOS

 

Por algunos momentos se decía que quien nacía lo hacía sólo, lo mismo pasa al morir, se muere sólo, en soledad. No es que se desestime el hecho de que cuando se nace se hace acompañado de otras personas, lo mismo suele decirse al morir, o más bien dicho, al del momento de la muerte, en los instantes en donde sólo quedan minutos para las despedidas.

Él nació en algunos de esos momentos, rodeado de personas, no muchos cabe decir, pero al fin de cuentas no estaba sólo. Al menos estaba con su madre y padre, tal vez con algunos hermanos. Fueron días extraños los anteriores a su nacimiento, los recuerda bien, no por el hecho de que estuviera presenciando las imágenes previas a dar a luz, sino por el hecho de escucharlos por medio de su madre. Oído muy fino sin duda, no se imaginó que aquello era compensación de un defecto posterior.

Uno de los cinco sentidos era el que sobresalía en aquel momento ¿qué había de los otros cuatro; cuál de éstos era el fundamental? Del oído se dice que sirve como señal de alerta ante la falta de vista, un sentido exquisito si se le da el potencial necesario. ¿Estará conectados con los sentimientos? Se preguntaba con frecuencia, sentimientos que conforman la materia sin volumen ni forma, pero sí con fuerza, propiedad de suya esencial, su justificación. De la vista –se repetía- había mucho que decir, formaba la esencia de las creaciones, justificaciones de las imágenes productos del entorno, de la naturalaza que lo invitaba a la imaginación.

La dicha de su sentido auditivo le permitía recordar que nació en un día caluroso, recuerda hablar de mosquitos picoteando por aquí y por allá, de los charcos que inundan los verdes pastos que crecían sin cesar ante el sol de diario y la lluvia abundante, aunque temporal. Esos eran los recuerdos más alejado y próximos de su nacimiento.

El tacto era otro recuerdo que tenía presente, las manos que lo habían traído al mundo eran viejas, algo raposas, tal vez porque eran manos victimas de los callos que provoca traer consigo, como si fuera alguna extensión más de las manos, algún utensilio de trabajo. Al menos eran calidas aquellas manos que lo trajeron, arrugadas, raposas, pero calidas, tanto así que provocaban una extraña sensación de tranquilidad, de paz, que nunca más volvió a sentir desde aquellos momentos en que fue creciendo. Añora o añoraba –eso decía- los primeros contactos de sus primeros días. Nunca los busco…